PROHIBICIÓN DE LA CRÍA INTENSIVA

Destinatario(s): Luis Planas, Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación
PROHIBICIÓN DE LA CRÍA INTENSIVA

Las granjas industriales son nidos de bacterias ultrarresistentes a los antibióticos. Se han convertido en uno de los mayores peligros para la humanidad.

Los animales absorben el 50% de la producción mundial de antibióticos. En Estados Unidos, es incluso del 80%, según algunas fuentes.

Las explotaciones ganaderas representan el 50-80% de la producción de antibióticos.

En las granjas de cría intensiva abundan las bacterias.

Tienen que ser tratados todo el tiempo. Combatimos el mal con el mal, utilizando cada vez más antibióticos.

¡Pero la naturaleza se está enfadando!

Aparecen bacterias mutantes, ultrarresistentes a los antibióticos.

Hoy en día, se encuentran en todas partes. Contaminan la carne que se vende en las tiendas, los cursos de agua, infectan a los seres humanos y los pasillos de nuestros hospitales y quirófanos.

La urgencia es evidente.

Pero, frente al lobby del agronegocio, nada cambiará si los ciudadanos no se movilizan colectivamente contra estas prácticas monstruosas y antinaturales.

Por eso te pido que firmes esta petición urgente dirigida al Ministerio de Agricultura para exigir el fin de la cría en batería y las cuotas de uso de antibióticos en la agricultura.

Somos el objetivo directo de las bacterias mutantes

Nosotros, como seres humanos, somos el objetivo directo de estas bacterias ultrarresistentes.

Una simple operación de apendicitis puede resultar fatal si no se toman antibióticos eficaces.

Pocas personas en 2022 pueden imaginar lo que significaría un mundo en el que los antibióticos ya no funcionasen.

Imagina a una mujer de 20 años, sana, enérgica, llena de planes. Entonces, una mañana, un rasguño superficial. Un estafilococo (un tipo de bacteria) se instala y se multiplica.

Pronto el arañazo se vuelve amarillo, con costra, purulento. Una vez que se ha extendido ampliamente, aparecen ampollas en todas las partes del cuerpo.

Unos días después, tras una fiebre y luego una septicemia (sangre inundada de gérmenes), la persona muere. Se acabó.

Esta es la terrible realidad que vivieron nuestros abuelos en su juventud. Los primeros antibióticos no aparecieron hasta la década de 1940.

El tratamiento de muchas infecciones  es cada vez más difícil, si no imposible, según la OMS.

"En el caso de un número creciente de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la sepsis y la gonorrea, y de las enfermedades transmitidas por los alimentos, el tratamiento es cada vez más difícil, si no imposible a veces, debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos[1]".

Las bacterias no conocen fronteras. Sus amigos, vecinos y familiares se verán afectados. Nadie puede protegerse completamente de las bacterias que causan enfermedades.

Pero la cría intensiva agrava el problema.

El sacrificio masivo de vacas, pollos, corderos, patos, etc. va en aumento, lo que provoca la muerte innecesaria de millones de animales.

Las enfermedades agrícolas se multiplican: la gripe aviar, la gripe porcina, la fiebre aftosa, la enfermedad de las vacas locas, etc. Y los expertos prevén que en cualquier momento una de ellas mutará, afectará a los humanos y pondrá en peligro nuestra existencia.

¡Un error del pasado que debe ser abolido urgentemente!

Las granjas de cría intensiva son un error del pasado. Deben ser abolidas con urgencia.

Es una cuestión de respeto a los animales, de decencia, además de una cuestión de salud.

Pero el poder del lobby agroindustrial en España y en Europa es enorme. Si queremos que se nos escuche, es necesario que cientos de miles y, si es posible, millones de ciudadanos se manifiesten. Por eso te pido que firmes y transmitas esta petición a todas las personas de tu entorno.

Existen soluciones naturales

Hay soluciones alternativas que permitirían gestionar la mayoría de las enfermedades de los rebaños.

Pero la cría moderna de animales está tomando el camino opuesto.

Aproximadamente el 80% de los pollos criados en España proceden de la cría intensiva. Sus piernas se deforman. Sufren de parálisis. A veces la concentración es tan grande que algunos de ellos ya no pueden desplazarse hasta los comederos y mueren de hambre y sed.

Imagínese lo que ocurre cuando estos pollos baratos entran en las bandejas de poliestireno de los supermercados, y luego en nuestro cuerpo.

Las enfermedades, las deficiencias nutricionales, se disparan en la población. Están relacionados con la comida basura, cuyos costes sociales y sanitarios se están haciendo insoportables para la sociedad.

Sí, la gente come cualquier cosa, ¡y luego se sorprende de estar enferma!

Comer carne de animales criados de forma natural no es un lujo, sino una necesidad para la humanidad. También es una cuestión de dignidad básica para los animales.

¿Por qué es necesario actuar ahora?

A pesar de los reportajes de televisión aquí y allá, nada cambia. Por eso ya es hora de que los ciudadanos se levanten en masa para protestar.

Hago un llamamiento a todos los lectores de esta petición para que se unan a esta gran campaña nacional contra la cría intensiva y el abuso de antibióticos.

Al firmar esta petición, formarás parte de los que se levantaron y dijeron no. Los que se negaron a ceder y dejar que les pasara.

Una cuestión de dignidad

Es una cuestión de salud, de costes sanitarios y financieros. Pero también es una cuestión fundamental de dignidad, tanto para los animales como para nosotros, los seres humanos.

Nosotros y nuestros hijos no podemos seguir siendo alimentados de esta manera sin graves consecuencias a escala colectiva.

En la actualidad, las autoridades públicas subvencionan este sistema. Hay ayudas a nivel nacional (subvenciones agrícolas) y ayudas a nivel europeo (Política Agrícola Común, PAC). Se firman tratados internacionales para promover este comercio, incluso si eso significa obligar a otros países a alinearse con este modo de producción de alimentos baratos.

Sólo una intensa presión popular romperá esta lógica. Pero los intereses financieros que se oponen a nosotros son enormes. Por eso es esencial reunir millones de firmas para inclinar la balanza democrática a nuestro favor.

¡Nadie se preocupará por nosotros si no decimos basta!

Los intereses económicos son enormes. Y nadie en las altas esferas se preocupa sinceramente por el impacto en nuestra salud a largo plazo, créanme.

De hecho, apenas se dan cuenta de que existimos. Es normal: mientras no nos pronunciemos, mientras no tomemos la decisión personal de intervenir en el debate y hacernos oír, no contaremos.

Por eso cuento hoy con vosotros para que os impliquéis en esta causa vital.

Participe, ¡indígnese! Firme la petición para acabar con la cría intensiva y detener el uso masivo de antibióticos en la cría de animales que nos está llevando al desastre.

Permanecer en silencio en tales circunstancias ya no es posible.

Las generaciones venideras se lo agradecerán.

 

Saludos cordiales,

Autor : Patricia G.

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