Querido Sr. Presidente,
La pandemia del Covid-19, suspendió durante un largo período el avance del mundo, pero anunció sin embargo grandes cambios que, si bien han llegado, no han sido los que esperábamos.
Tras el duro confinamiento que todos los españoles sufrimos, cuando parecía que nos estábamos empezando a levantar, nuestra “recompensa” ha sido el incremento generalizado de los costes del combustible, la electricidad y los fertilizantes, motivado por la pandemia primero y la guerra de Ucrania después.
Cada español gastará 200 euros más al año en alimentos por la subida de precios, según el informe 'European food inflation' de Allianz [1]. La inflación costará al consumidor europeo medio 243 euros extra en la misma cesta de la compra que lo que pagó en 2021.
En los supermercados, los aumentos de precio más significativos han sido el de los aceites (+53%), las harinas (+28%) y la pasta (+19%). ¿¡Qué podemos hacer!? Ha llegado el momento de que retomemos las riendas de nuestro futuro, de que aprovechemos los cambios actuales que se están dando, para definir nuevas líneas, totalmente respetuosas con la integridad del hombre y la naturaleza.
Esta crisis humanitaria nos ha hecho más humildes y más fuertes.
Como el ave fénix que resurge de las cenizas; una política honesta y humana debe de surgir de las ruinas de esta sociedad enferma. Hemos de hacer todo lo posible para conseguirlo.
Tras haber estado cerca de una catástrofe irreversible, sabemos con certeza que nunca más dejaremos nuestros recursos vitales en manos de los poderosos.
Tener un techo, estar seguro, tener derecho a atención médica gratuita y comer lo suficiente, son derechos milenarios e inalienables.
Es inaceptable para cualquiera imaginar que alguien puede carecer de estas necesidades básicas.
Para empezar, Sr. Presidente, le pedimos que garantice nuestra autonomía alimentaria
No olvidemos que la historia está llena de corrupción y de juegos de poder condenables.
No olvidemos que, en ciertos momentos oscuros, era legal denunciar, matar y exterminar.
La legalidad no es la medida de la justicia. Es imprescindible un contrapoder vigilante, sobre todo cuando el poder dominante dispone de armas ideológicas de una magnitud incontestable y ataca los recursos vitales del pueblo.
Le pedimos que garantice al pueblo su autonomía alimentaria.
No solo por las consecuencias que debemos hacer frente debido a la pandemia.
Con el aumento de precios de la energía y materias primas dadas por la guerra que tiene lugar en Ucrania, y que afectan al conjunto de la sociedad y en particular al sector agroalimentario, debe Sr. Presidente, trabajar para conseguir una autonomía alimentaria para hacer frente a estas grandes problemáticas y déficits que provocan esta situación.
El sector primario español, no solo es uno de los sectores más precarios, si no que nuestros agricultores y ganaderos son los que peor se están viendo afectados por esta situación. El aumento de precios conlleva el aumento de costes de producción, por lo tanto son ellos quienes sufren grandes dificultades y se pone en peligro el cierre a muchas explotaciones.
Esta crisis no dejará lugar a medias tintas.
La autonomía alimentaria no es una opción
Si países como Francia han avanzado en estos aspectos, nosotros no debemos quedarnos atrás.
España debe contribuir decisivamente a la autonomía alimentaria y se deben iniciar una serie de directivas para dar soporte a las producciones agrarias y dar una solución a corto plazo.
La urgencia de la situación actual ha dejado al descubierto los lados más oscuros de la humanidad, pero también ha revelado estallidos de solidaridad sin precedentes.
Ahora sabemos que tenemos los recursos para cambiar de dirección, brutalmente si es necesario.
La urgencia ha permitido acelerar la transición ecológica que tanto necesitaba la naturaleza.
Hoy en día, muchos están dispuestos a ir por lo básico.
Durante el confinamiento, el cielo se aclaró, hubo menos contaminación, los animales salvajes salieron sin miedo a ser masacrados, los ríos se purificaron, los pájaros comenzaron a cantar y las abejas polinizaron tranquilamente las flores.
Es esta naturaleza verde y nutritiva, libre del afán de lucro, la que queremos dejar a nuestros hijos.
Es hora de que este poder, ávido de dinero, se retire suavemente o colabore con el pueblo para perpetuar su integridad.
Queremos tener acceso por derecho a la abundancia de alimentos que nuestros antepasados nos han dado desde tiempos inmemoriales. Ahora.
Sr. Presidente,
Contamos con que usted también cambie de rumbo.
Es el momento de defender a su pueblo.
Es el momento de dejarles comer, sean cuales sean los estragos de las circunstancias.
La historia no olvidará el punto de inflexión que se avecina.
Suba a bordo, únase a nosotros, protéjanos.
Su nombre será recordado y podremos estar orgullosos en el futuro de que nuestro país ha hecho una importante contribución a la construcción de un mundo mejor.
Por la autonomía alimentaria de los españoles, ¡contamos con usted!
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